La felicidad empieza
al lado de la iglesia Saint Sulpice, Calle Bonaparte, N° 72,
en esta tienda cuyo diseño evoca una joyería.
Si las especialidades
de la casa no son de oro o de diamante, todavía son joyas,
pero de las que produce la alta pastelería francesa cuando
el creador es un genio de las asociaciones de sabores.